viernes, 2 de marzo de 2018

La Soledad y el Silencio



La Soledad y el Silencio, durante nuestro viaje por la vida, son importantes las paradas, vale la pena detenerse y vivir un poco la soledad aguardando silencio, esto nos ayudará a encontrarnos a nosotros mismos y conocernos a sí mismos, siendo la mejor vía para tomar conciencia de nuestras virtudes y limitaciones, y así no escoger un camino equivocado que nos puede conducir a un mundo de desaliento y frustraciones, no deseable.
Es de vital importancia, estar siempre dispuestos a apartar algo de tiempo para nosotros. Más allá de ese retiro podemos tomar conciencia del Espíritu morador de Dios en nosotros y la capacidad que tenemos para expresar a través de nuestros corazones el amor de Dios.
Podemos aprovechar ese momento de soledad y silencio; para formular, con las manos en nuestro corazón,  el siguiente decreto: “Desde el santuario de mi corazón, decreto y declaro, la paz dentro de mí y de todo lo que este a mi alrededor.” Y si acompañamos este decreto con una respiración lenta y profunda, sintiendo y viviendo cada inhalación y cada exhalación; estaremos preparados para disfrutar nuestro silencio en contacto con nosotros mismos.
En la quietud de ese santuario nos sumergimos en la presencia de Dios y sentiremos que él, es la fuente de nuestra serenidad y la tranquilidad. “Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos”. (Éxodo 25:8)
 A través de este silencio se hace posible, establecer un diálogo amoroso con Dios, el cual servirá para fortalecer nuestra fe y avivar nuestra paz interior. Y continuar nuestro viaje por la vida disfrutando de su divina compañía.
De manera sencilla se puede definir a la paz, como el estado de una persona que goza de plena serenidad, tranquilidad y calma.
Al hablar de paz interior, tenemos que referirnos a Dios; y es que el Espíritu de Dios es nuestra conexión para alcanzar la paz que sobrepasa todo entendimiento humano. Por lo tanto el Espíritu de Dios es paz interior y a través de él lograr calmarnos, serenarnos y reconfortarnos.
Nuestra paz interior la encontramos en la parte más recóndita de nuestro ser, es ese lugar sagrado donde ningún evento externo puede perturbar: “el alma” que no es más que tu santuario donde reina la paz de Dios en nosotros. En ese santuario podemos encontrar ese sentimiento de bienestar que nos permite calmar nuestras preocupaciones y encontrar consuelo a nuestras penas y pesares.
Otra forma de encontrar esa paz interior es a través de la oración; al orar tenemos la oportunidad no solo de encontrarnos y dialogar con Dios, sino que también es un encuentro con nosotros mismos, y es que cada momento de oración es una reunión de nuestra conciencia con la presencia de Dios; lo que permite avivar esa paz en nosotros. Cuando oramos tenemos que abrir el corazón a Dios, vivir su presencia y darnos cuenta que las cuestiones externas no tienen poder sobre nosotros. Es lograr la paz con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea. Tenemos que tratar que esa paz fluya como un suave manantial a través de nuestro cuerpo para liberarnos de cualquier situación que nos pueda producir estrés.
       En fin si lo que queremos es crear un mañana mejor y un mundo mejor; tenemos que escoger el camino de la paz, estando conscientes que compartimos un mismo Dios y un mismo planeta. Y entonces por qué no compartir nuestro amor. La paz en el mundo será posible a medida que pongamos de manifiesto nuestro sentimiento de bondad, amor, generosidad y perdón. No nos quedemos con imaginarnos un mundo maravilloso donde reine la paz, hagámoslo y empecemos desde hoy a crear ese mañana mejor para todos. “Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela”. (Salmo: 34:14)
       Muchas veces, nos afanamos en encontrar la solución a un problema, y sólo cuando logramos tranquilizarnos y escuchar en el silencio nuestra alma, llega la solución  a través de una paz profunda, que no es más que el silencio de Dios.
“Si acostado me vienes a la mente, quedo en vela meditando en ti”. (Salmo 63:7)

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la recomendación, es cierto nos afanamos en buscar solución a los problemas, pero no nos detenemos para tranquilizarnos y escuchar la voz de Dios que siempre esta con nosotros

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  2. El silencio y la soledad nos ayudan a conocernos, también aprovechamos para conversar con Dios y con nosotros mismo. El silencio y la soledad nos llenan de sabiduría y paz.
    Gracias tío por facilitarnos ese decreto tan hermoso para cuando estamos solos y en silencio. Isabel Castro.

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  3. Este artículo me hace reflexionar sobre dos aspectos muy importantes. Primero reconoce y aprovecha la condición de estar sólo y en silencio para encontrarnos con Dios; en ese silencio de paz interior encontrarnos a nosotros mismos y conectar con Dios, conversemos con él, dialoguemos y oremos. Y en segundo lugar, la invitación a hacer un mundo mejor, a actuar, a no quedarnos en pura imaginación. Y cómo hacerlo? Con las cosas más sencillas, de granito en granito se hace una montaña.
    Finalmente esa reflexión sobre querer resolver los problemas lo antes posible, cuando es el tiempo de Dios y no el nuestro, eso tenemos que aprender a manejar, no es fácil.
    Cariños por tus buenas palabras siempre amigo.
    Ede.

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