sábado, 1 de diciembre de 2018

ADVIENTO DE NAVIDAD


Adviento, término derivado de la palabra latina “Adventus”, significa venida. Desde el punto de vista religioso, el adviento, representa el tiempo litúrgico, que comprende cuatro semanas dedicadas a la preparación de la navidad. Tiene su inicio en fecha muy cercana a la celebración de la natividad del Apóstol San Andrés. Así, tenemos que para este año (2018), en la Iglesia católica el domingo 2 de diciembre, celebramos el primer domingo de Adviento. Iniciando con ello nuestra preparación espiritual, para celebrar el nacimiento de Jesucristo, nuestro Salvador:
“Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.” (Lucas 2:11)
Nuestra preparación espiritual, requiere de estar conscientes de lo importante que es la espiritualidad para nuestro bienestar, por lo que tenemos que prepararnos para permitirle a Cristo que renazca en nosotros como una conciencia de nuestra naturaleza espiritual. Y es que el espíritu de Dios, está siempre en lo más íntimo de nuestro ser, infundiéndonos vida, fortaleza y sabiduría:
“Que el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve  sin  mancha  hasta  la  Venida  de  nuestro  Señor  Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23).
            Es un tiempo de oración, reconociendo a través de esa oración,  el regalo que es Jesús para nosotros y muy especialmente para renovar nuestra fe, fortalecer nuestra esperanza y sobre todo de perdonar. Es una linda época en donde celebramos nuestro acercamiento a Dios, nuestro creador y salvador. Debería ser una época de alegría, de allí que adornamos nuestros hogares con motivos navideños en señal de alegría por el recibimiento del Niño Jesús. El árbol de navidad, cuyas luces representan la luz de Cristo y  colocando en su punta una estrella en señal de la fe que sirve de guía a los cristianos. La Corona de Adviento, que tradicionalmente se coloca para simbolizar las cuatro semanas del Adviento. El nacimiento o pesebre, que muestra la escena del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en un humilde portal de Belén: “Dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” (Lucas 2:7).
Para la Iglesia católica, el adviento, es el inicio del año litúrgico. Período cíclico anual durante el cual se celebra la historia de la salvación hecha por Cristo, distribuido en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario.
El término adviento, literalmente, no lo encontramos en la biblia, sin embargo, si podemos leer muchos pasajes que reflejan su significado y la invitación a introducirnos en el espíritu del Adviento. Anunciando la venida de Jesucristo. Tal como leemos en Isaías 35:4:
“Decid a los corazones intranquilos ¡Animo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene vengador; es la recompensa de Dios él vendrá y os salvará”.
También leemos en Marcos 1:3:
“Voz del que clama en el desierto. Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas”.
Y en el libro de Apocalipsis 22:20:
“El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto.» Amén. ¡Ven, Señor Jesús!”.
Desde tiempos atrás, la navidad se ha caracterizado por ser una temporada de celebración, tiempo propicio para reunirse con la familia y amigos. Desde mi punto de vista, pienso que una de las cosas más bonitas que tiene esta época navideña, es precisamente el reencuentro familiar, tristemente, para los venezolanos resulta sumamente difícil el poder reencontrarnos con nuestros familiares; ya sea porque muchos han tenido que abandonar el país en busca de un futuro mejor; y a los que nos quedamos la situación económica y la inseguridad limitan grandemente estas celebraciones navideñas.
Solo me queda desearles en estas navidades que el Señor, Dios y creador del universo; nos conceda la gracia de una fe viva, caridad ardiente y una esperanza inquebrantable en su bondad infinita. Que guie nuestro pasos para caminar en justicia y santidad, con sencillez de corazón y amarlo siempre a través de su hijo Jesús; siempre puente de nuestra bienaventuranza.
¡Feliz Navidad!