martes, 2 de abril de 2019

LA ESPADA DE FUEGO


San Braulio, su nombre
 Significa Espada de Fuego

Braulio, significa “Espada de Fuego”. La cual, representa un baluarte desde la Creación, puesto que sirvió para preservar al árbol de la Vida. Así, encontramos en la Biblia: “Tras expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.” (Génesis 3:24).

El pasado 26 de marzo, en la Iglesia Católica, celebrábamos el día de San Braulio, escritor y Obispo de Zaragoza-España, durante el período comprendido del 631 al 651, siendo sucesor de su hermano Juan. Braulio, llegó hacer considerado como uno de los intelectuales más destacados en España. Además, preocupado por la instrucción religiosa de su pueblo. Fue un gran luchador contra el arrianismo, doctrina hereje que negaba a Jesucristo como Dios verdadero. Promoviendo a la vez herejía entre los pobladores.

Según la historia, San Braulio era un obispo muy elocuente, con una gran capacidad de convencimiento, que utilizaba para llegar a los fieles que escuchaban sus sermones. Tan es así, que quienes lo escuchaban sostenían: “Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que tiene que decir.”
 
San Braulio, era una aficionado a la lectura, lo que lo hacía cada vez gozar de una gran sabiduría, pudiéndose apreciar en sus cartas, las cuales eran un fiel reflejo de su elegante estilo y poniendo de manifiesto dos grandes de sus virtudes: bondad y amabilidad. Llamaba la atención que en todos sus escritos, los firmaba, con la siguiente expresión: “Braulio, siervo inútil de los santos de Dios.” 

Además de su bondad y amabilidad, San Braulio lo caracterizó su humildad y el amor al prójimo. Rechazaba todo aquello que representara lujo y vanidad. Solía vestirse y alimentarse pobremente. Toda la limosna que recibía la utilizaba para ayudar a los más pobres. 

Quizás, como fiel lector de las Sagradas Escrituras, ponía en práctica todos los conocimientos adquiridos a través  de ellas, sobre todo su gran sabiduría y su espíritu de humildad: “Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.” (Proverbios 11:2).

Braulio se destacó como un gran escritor, dentro de sus obras figura “Vida de San Millán de la Cogolla”, así como también la autoría de un valioso himno en loor del mismo santo, considerado como uno de los mejores poemas del período visigodo. Sin embargo, su obra más reconocida es el “Epistolario”, considerado como uno de los documentos históricos de mayor interés de la época y donde se encuentran los datos que nos permiten conocer sobre su vida y de sus relaciones sociales. El Epistolario, es una colección conformada por cuarenta y cuatro epístolas, de allí su nombre, y que fueron enviadas a distintos destinatarios, y que ofrecen una amplia documentación acerca de la cultura de su tiempo. Llamó la atención de este Epistolario, que en su última carta, presiente el final de sus días y escribe: “esperando estoy cada día el fin de mi doliente condición mortal.”

Sus últimos años de vida, fueron de gran sufrimiento, debido al padecimiento de una ceguera, que siendo él un lector empedernido, representó un verdadero martirio. No obstante, supo aprovechar su ceguera para dedicarse por completo a la oración y la meditación.

San Braulio murió en Zaragoza-España el año 651. Se cuenta que antes de su fallecimiento, decía que le pareció escuchar las palabras de Jesús, que le decían: “Ven siervo bueno y fiel” a lo que el respondió con gran entusiasmo y aceptando el final de su vida: “Voy pronto, Señor; ya estoy listo”.
 
Aun cuando existen dudas en relación a su canonización, la Iglesia Católica lo incorporó al Martirologio Romano, fijándose como fecha de conmemoración el 18 de marzo, sin embargo a partir del año 1809 su festividad se celebra el 26 de marzo, día de San Braulio, y es reconocido como el patrono de la Universidad de Zaragoza.