sábado, 2 de octubre de 2021

Los carbones al rojo vivo

 

 Definimos como milagro, a todo evento inexplicable por las leyes naturales, atribuido más bien a la intervención divina. Al respecto, sostenía San Agustín: “Milagro llamo a lo que, siendo arduo e insólito, parece rebasar las esperanzas posibles y la capacidad del que lo contempla”.  

Dios le concedió a Santa Aurea ese don del milagro, dice la historia que en una oportunidad abriendo las puertas de un horno ardiente, extrajo del mismo los carbones al rojo vivo con sus manos sin sufrir daño alguno. En ese momento, todas las campanas del convento comenzaron a sonar.

Nacida a principios del siglo VII emigró de Siria a Francia,  a Santa Aurea se le conoce como la abadesa de Paris; por haber ejercido el cargo de superiora en una comunidad religiosa cristiana, siendo así la primera abadesa del monasterio de Saint-Martial de París

En la época de Dagoberto I, hacia el año 1531; San Eloy, siendo aún laico, con la colaboración de Dagoberto I, fundó un monasterio en su propia casa, muy cerca de la iglesia de San Martin. Es así, como designa a la virtuosa Aurea para ejercer el cargo de abadesa del monasterio, cargo que ejerció durante 33 años con suma prudencia y sabiduría.

El Evangelio, es la herencia mayor que nos ha dejado Nuestro Señor. A tevés de la lectura del Evangelio podemos llegar a conocer el verdadero Cristo su persona y su doctrina. Esa lectura cotidiana del Evangelio de la hermana Aurea, la hizo una persona virtuosa, conocer a Cristo y entregar su vida por completo a su amor y servicio. Permitiéndole instruir con dedicación y ahínco a todas las religiosas de su comunidad.

Cualquier infortunio, que produce pérdida o sufrimiento a una persona, se le puede catalogar como calamidad. Puede definirse como la adversidad que padece un ser humano y que puede alterar el desarrollo normal de su vida y dar origen a profundos sentimientos. Lo cual requiere de mucha fortaleza en la persona que la sufre para poder sobrellevar tal adversidad.

La hermana Santa Aurea se caracterizaba por ser una persona caritativa por excelencia. Se avocó con esmerada preocupación a socorrer y consolar a todo aquel que vivía en la miseria, y que estaba sufriendo a causa de algún infortunio.  Santa Aurea, viviendo su propia adversidad, al ser víctima de una terrible enfermedad, se ocupaba de atender a los enfermos de una peste que azotaba la región donde residía. Motivo por el cual Santa Aurea es invocada contra las calamidades públicas.

Siendo la sabiduría la capacidad que posee una persona para conducirse y actuar con sensatez y acierto. Se puede decir que Santa Aurea, le fue concedida por el mismo Jesucristo, el don de la inteligencia y la sabiduría, dones que la hicieron merecedora del respeto y la admiración de quienes la conocieron. Y gracias a su inteligencia y sabiduría pudo ser una abadesa capaz de gobernar de manera eficiente el monasterio encomendado por San Eloy.

Santa Aurea falleció a causa de la peste, al igual que a varias de sus monjas, el 4 de octubre del año 666, no se conoce la fecha exacta de su canonización, se presume que fue canonizada antes de la Congregación para la causa de los Santos y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma. Su festividad se celebra el 4 de octubre.