viernes, 1 de febrero de 2019

Mesura


Es la actitud que asume una persona, para actuar con moderación, compostura y sobriedad, reflejadas en sus palabras, acciones y sentimientos. Evitando siempre de no caer en excesos, manteniendo la sensatez y la cordura.
De tal manera que podemos considerar a la moderación como un valor de gran importancia para mantener el equilibrio y vivir en bienestar. Puesto que nos ayuda a disfrutar de una vida personal, familiar y afectiva sin excesos y sin exageración. Indudablemente cuando actuamos con moderación nuestras relaciones interpersonales son más efectivas.
Ser moderado implica comportarse con mesura y prudencia. Precisamente, la prudencia es la cualidad que nos hace cuidadosos en nuestro comportamiento y en nuestro hablar, manteniendo nuestro sentido de justicia, sensatez y cautela; evitando así malos entendidos y problemas con nuestros semejantes. Así como, con un verdadero respeto por la vida de los demás.
Desde el punto de vista político, la moderación debería ser una forma de actuar de manera equilibrada, justa e imparcial, evitando por todos los medio el radicalismo y el extremismo, que bajo ninguna circunstancia representen un peligro y una amenaza eminente para la seguridad, la salud y la vida de las personas; más bien ser conciliadora, y jamás revolucionaria. La política debe ser conductora de evolución y nunca involución.
Desde el punto de vista religioso, la prudencia se nos da para el recto gobierno de nuestras acciones particulares, se guía por la razón iluminada por la fe. Un buen cristiano debe ser prudente y moderado, ya que es una de las cualidades que más agradan a Dios. De acuerdo con las Sagradas Escrituras, la insensatez no es del agrado de Dios: “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor.” (Efesios 5).
En varias citas de la Palabra de Dios, nos hacen referencias acerca de los hombres que se comportaron con prudencia, uno de ellos fue José, tal como leemos en el libro de (Génesis 41:39) cuando Faraón le dijo a José: “Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni tan sabio como tú.”
Otra cita que podemos encontrar es la de David antes de ser rey, fue llamado para que tocara el arpa al rey Saúl el cual era atormentado por un espíritu, y uno de los criados dijo conocer a uno de los hijos de Jesé, que era un hombre prudente en sus palabras: “Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Jesé de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso, y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y el Señor está con él. (1 Samuel 16:18).
Para el cristiano es de sabio el saber callar: “Aún el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido.” (Proverbios 17:28).
Igualmente, en los momentos difíciles y tormentosos, el cristiano debe ser sensato y no actuar impulsivamente: “Por eso el hombre sensato calla en esta hora, que es hora de infortunio.” (Amós 5:13).
El 1º de febrero, la Iglesia Católica celebra la festividad en honor a la Beata venezolana Candelaria de San José, revisando su vida, nos encontramos que una de sus grandes virtudes, precisamente, era la prudencia. La Madre Candelaria siempre procedía con recta intención siendo su único deseo el de agradar a Dios, ganarse su gloria, así como el bien de las almas.
Para todos los católicos, la Beata Candelaria de San José representa un digno ejemplo a seguir. No solamente pos su prudencia, sino también por su humildad ante Dios y ante el prójimo, así, como por su sentido de justicia, la cual practicó en todas las circunstancias de su vida, cumpliendo sus deberes para con Dios, para con su prójimo y para consigo misma.