miércoles, 2 de octubre de 2019

X Aniversario


El 7 de octubre del presente año, El Blog de Fernando está de aniversario, han sido 10 años continuos con 116 publicaciones. Mensualmente he publicado un artículo que si bien la mayoría de ellos son producto de un trabajo hagiográfico, también he escrito temas relacionados con crecimiento personal y espiritual; algunos de ellos han estado relacionados con situaciones emocionales que he vivido en estos 10 años. Hoy como un trabajo especial, quiero presentarle de manera muy resumida 6 artículos que han tocado las fibras de mi corazón entre tristezas, logros y alegrías:

Tristeza en mi corazón
         Siempre he dicho que la vida es cambiante, un día te regala alegría y otro día te da tristeza. En mi artículo anterior les hablé del gozo en mi corazón por mis sesenta años; días después ese gozo se convirtió en profunda tristeza y desolación por la pérdida de un ser muy querido, al que siempre amé y respeté: mi hermano Oscar.
El 17 de julio pasado, día de su cumpleaños le escribí: “Oscar, día a día doy gracias a Dios por la vida que me ha tocado vivir; con sus tropiezos y con sus alegrías. También le doy gracias por los padres que nos dio, y a ellos les agradezco el haberme dado un hermano tan bueno como tu; con un corazón lleno de amor y bellos sentimientos; un corazón comprensivo, solidario y compasivo. Pocos tienen la dicha de tener un hermano como tú. Que Dios te bendiga en tus 65 años”. Y es que para mí Oscar fue lo máximo, siempre me apoyó en todos mis proyectos de vida, sin pedir nada a cambio, solamente verme feliz. (4 de diciembre de 2011)

Chiqui
       Escribí en mi libro “Mis Oraciones Diarias” (2da. Ed.) “Siempre había oído, lo valioso que son las mascotas como terapia para una persona enferma. En enero de 1999 decidí tener una mascota, es así como llega Chiqui, la cual me reconfortó y reanimó mis ganas de vivir”. Ayer, 28 de noviembre, recién llegando de un viaje, estuve que vivir y sentir el dolor inmenso de despedir para siempre a mi Chiqui, solo los que tienen o han tenido una mascota pueden comprender lo que se disfruta con ellas en vida y lo que se sufre cuando se nos van.
Fueron casi 14 años disfrutando de su compañía, su amor y lealtad, por lo que hoy puedo decir, que Chiqui es parte de la historia de mi vida. Vivió conmigo mis momentos de alegrías, triunfos moviendo de manera agitada su colita; pero también vivió mis tristezas y con su lengüita en muchas oportunidades secó mis lágrimas. Hoy tengo que secármelas yo mismo al ya no estar junto a mí. (29 de noviembre de 2012)

Adiós mi fiel amiga
       Ayer dije: “adiós mi fiel amiga”, con profundo dolor y mucha tristeza había que tomar una decisión que te deja ese sabor amargo: poner a dormir a nuestra amada y querida Almendra. Quizás una de las decisiones más fuertes que he tenido que tomar en mis sesenta y dos años de vida, sabíamos que la decisión era necesaria pero te queda esa duda, si fue lo correcto o debíamos esperar. Esa duda y la tristeza de ya no volver a verla me han llenado de dolor, que  siento en mi alma y en todo mi ser.
Fueron quince años de mi vida compartida con ella, cuanto amor, cariño y compañía me regalo y como lo saben hacer ellos sin nada a cambio. Muchos son los recuerdos que me quedan de esa vida juntos, los cuales difícilmente podré olvidar de mi memoria. Ella y Chiqui, me dejaron una gran lección “amar de manera incondicional”. (17 de octubre de 2014)

Cuando me amé de verdad
El pasado 22 de noviembre, me fue otorgado por la Escuela de Reiki Venezuela, el título de Maestro Reiki. Uno de los ejercicios previos a la Maestría, que se nos recomendó realizar fue el de “Cuando me amé de verdad”. En base a mi experiencia en los nueve años de mi iniciación en Reiki, realicé el ejercicio inspirado en la transformación en mi filosofía de vida, que representó para mí el Reiki,  porque aprendí a conocerme a mí mismo, lo que me llevo amarme a mí mismo. Y en consecuencia a conducirme de otra manera en el camino de la vida. Hoy quiero mostrarle mi ejercicio:
“Cuando me amé de verdad”
Cuando encontré la fortaleza necesaria para enfrentar las situaciones difíciles y angustiosas. Percibí la presencia de Dios y su poder. Eso lo llamo Fe.
Cuando sentí y compartí el dolor de los demás y me dispuse ayudarlos. Eso lo llama Caridad.
Cuando la fuente inagotable de Dios, me inspiró a construir mi propio bienestar para el futuro, ya sea inmediato o largo plazo. Eso lo llamo Esperanza.
Cuando empecé a preocuparme por el bienestar físico, mental y espiritual de otras personas. Eso lo llamo Bondad.
El Amor significa también bondad, perdón, comprensión, respeto, humildad. Cuando conjugué todos estos elementos experimenté el sentimiento más hermoso que puede existir en el ser humano. Eso lo llamo Amo. (2 de diciembre de 2015)

El Despeinado
       El despeinado era un jovencito de once años, que vivía en un Campamento ubicado en la pequeña población del Pao, estado Bolívar, Venezuela; en donde era explotado el hierro por la antigua compañía Iron Mines, la actual Ferrominera del Orinoco. Este jovencito, una mañana de verano paseando con uno de sus hermanos, se encontraron con una señorita de quince años, a quien él ya conocía por tratarse de la novia de su hermano, para ella su primer amor y posteriormente su esposo, hasta que la muerte los separó. En ese encuentro ella tocó la cabeza del jovencito y con una hermosa sonrisa y con un gesto muy tierno le dijo: “Hola mi despeinado” y no se equivocó, el jovencito no era muy amigo del peine. Sin embargo, lejos de molestarse, se sintió alagado y feliz, porque para él, no era lo mismo “Hola despeinado” que “Hola mi despeinado”. Y a partir de allí, nace una relación mutua de amor y cariño entre ese jovencito despeinado y esa jovencita menudita y con una sonrisa siempre a flor de piel. Ese jovencito era yo, Fernando, la jovencita era Rhodesia mi cuñada y ese hermano era Oscar Alejandro. Hoy, no dejo de sentirme muy triste por su reciente regreso a la Casa del Señor, pero me reconforta el saber que ninguno de los dos nos quedan las manos vacías, porque ambas manos quedaron llenas de ese amor de hermanos y a veces maternal que nos supimos profesar durante cincuenta y cinco años, y aunque ella en el cielo y yo en la tierra se mantendrá intacto. (29 de agosto de 2016)

La Familia
       Anualmente, celebro en mi tierra natal (Estado Bolívar-Venezuela) un reencuentro familiar, evento que aprovecho para presentar y bautizar uno de mis libros, que escribo especialmente para ellos; siendo esta una oportunidad que Dios me ofrece para honrar a mi familia, ya sean de nacimiento o por amistad, todos ellos son importante para mí, motivo por el cual me siento bendecido por Dios, por tenerlos en mi vida.
        En estos reencuentros, siempre los invito a que seamos una familia extendida, en donde los hijos sigan atendiendo a sus padres y en donde los lazos se extiendan hasta los parientes más lejanos. También los invito a mantenernos unidos a través de la fe que profesamos a Dios, que hagamos oraciones y haciendo de nuestros hogares una casa de fe, una casa de Dios. Y siempre les hablo de la importancia del agradecimiento, por lo que deben procurar ser agradecidos y dar gracias por todo: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
 (1 Tesalonicenses 5:18). (3 de enero de 2019)

Agradezco de corazón a todos aquellos seguidores por sus comentarios a mis artículos, sin duda alguna representan un gran aporte, a la vez que me motivan a seguir publicando mis artículos. Gracias, gracias, gracias.