Braulio, significa “Espada de Fuego”. La
cual, representa un baluarte desde la Creación, puesto que sirvió para
preservar al árbol de la Vida. Así, encontramos en la Biblia: “Tras
expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de
espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.” (Génesis
3:24).
El pasado 26 de marzo, en la Iglesia Católica,
celebrábamos el día de San Braulio, escritor y Obispo de Zaragoza-España,
durante el período comprendido del 631 al 651, siendo sucesor de su hermano
Juan. Braulio, llegó hacer considerado como uno de los intelectuales más
destacados en España. Además, preocupado por la instrucción religiosa de su
pueblo. Fue un gran luchador contra el arrianismo, doctrina hereje que negaba a
Jesucristo como Dios verdadero. Promoviendo a la vez herejía entre los
pobladores.
Según la historia, San Braulio era un obispo muy
elocuente, con una gran capacidad de convencimiento, que utilizaba para llegar
a los fieles que escuchaban sus sermones. Tan es así, que quienes lo escuchaban
sostenían: “Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le
va diciendo lo que tiene que decir.”
San Braulio, era una aficionado a la lectura, lo que
lo hacía cada vez gozar de una gran sabiduría, pudiéndose apreciar en sus
cartas, las cuales eran un fiel reflejo de su elegante estilo y poniendo de
manifiesto dos grandes de sus virtudes: bondad y amabilidad. Llamaba la
atención que en todos sus escritos, los firmaba, con la siguiente expresión: “Braulio,
siervo inútil de los santos de Dios.”
Además de su bondad y amabilidad, San Braulio lo
caracterizó su humildad y el amor al prójimo. Rechazaba todo aquello que
representara lujo y vanidad. Solía vestirse y alimentarse pobremente. Toda la
limosna que recibía la utilizaba para ayudar a los más pobres.
Quizás, como fiel lector de las Sagradas Escrituras,
ponía en práctica todos los conocimientos adquiridos a través de ellas, sobre todo su gran sabiduría y su
espíritu de humildad: “Con el orgullo viene el oprobio; con la
humildad, la sabiduría.” (Proverbios 11:2).
Braulio se destacó como un gran escritor, dentro de
sus obras figura “Vida de San Millán de la Cogolla”, así como también la autoría
de un valioso himno en loor del mismo santo, considerado como uno de los
mejores poemas del período visigodo. Sin embargo, su obra más reconocida es el “Epistolario”,
considerado como uno de los documentos históricos de mayor interés de la época
y donde se encuentran los datos que nos permiten conocer sobre su vida y de sus
relaciones sociales. El Epistolario, es una colección conformada por cuarenta y
cuatro epístolas, de allí su nombre, y que fueron enviadas a distintos
destinatarios, y que ofrecen una amplia documentación acerca de la cultura de
su tiempo. Llamó la atención de este Epistolario, que en su última carta,
presiente el final de sus días y escribe: “esperando estoy cada día el fin de mi
doliente condición mortal.”
Sus últimos años de vida, fueron de gran sufrimiento,
debido al padecimiento de una ceguera, que siendo él un lector empedernido,
representó un verdadero martirio. No obstante, supo aprovechar su ceguera para
dedicarse por completo a la oración y la meditación.
San Braulio murió en Zaragoza-España el año 651. Se
cuenta que antes de su fallecimiento, decía que le pareció escuchar las
palabras de Jesús, que le decían: “Ven siervo bueno y fiel” a lo que
el respondió con gran entusiasmo y aceptando el final de su vida: “Voy
pronto, Señor; ya estoy listo”.
Aun cuando existen dudas en relación a su
canonización, la Iglesia Católica lo incorporó al Martirologio Romano,
fijándose como fecha de conmemoración el 18 de marzo, sin embargo a partir del
año 1809 su festividad se celebra el 26 de marzo, día de San Braulio, y es
reconocido como el patrono de la Universidad de Zaragoza.
La Espada de Fuego fue la que Dios puso en la entrada del Edén para preservar el árbol de la vida. Braulio, que significa espada de fuego, representó muy bien su nombre a lo largo de toda su existencia.
ResponderBorrarEl árbol de la vida es el camino que lleva a la vida eterna, es decir que nos conduce a Dios. Así fue la vida de Braulio, un siervo de Dios bondadoso y amable que vivía y actuaba fiel a sus creencias.
Maravilloso que la Universidad de Zaragoza lo reconociera como su patrón, esa celebración nos hace recordar que no debemos perder nuestro norte, que debemos estar siempre en el camino del bien y haciendo el bien para no desviarnos del "Arbol de la Vida", es decir de Dios.
Artículo profundo de analizar, es más lo que hay dentro que lo que podemos observar a simple vista.
Muchas gracias Fer.
Saludos, Ede