miércoles, 1 de marzo de 2017

Avaricia Espiritual



        En términos generales la avaricia se define como el ansia y el afán de obtener y acumular riqueza. Sin embargo, y es el caso que nos ocupa, desde el punto de vista religioso, la avaricia es todo aquello que supera lo establecido como licito y lo moralmente aceptable. Lo que implica muchas veces caer en pecado, de allí que hablamos de avaricia espiritual. El avaro espiritual es el que reserva para sí mismo todos sus sentimientos sin compartirlos con su prójimo, y es así como se guarda para el solo el amor, el respeto, pero aspirando que los demás lo amen y lo respeten. Y por supuesta quiere obtener riqueza para ostentar, pero en ningún momento para compartir o ayudar a sus semejantes.
        Una persona avara se caracteriza por ser un egoísta en potencia, que se ama excesivamente y que actúa de acuerdo a sus propios intereses y sus conveniencias, sin importarle para nada los intereses de los demás. Y cuando lo ayuda, es pensando en su propio beneficio.
        Para Budasinand Vivek: “La avaricia espiritual está llena de súper Ego, llena de engaño, se convierte en una pseudo Espiritualidad.”
De tal manera que, el avaro es una persona que tiene una excesiva valoración de sí mismo. Y desde el punto de vista espiritual puede llegar a considerarse distinto a los demás y lo más grave a Dios.
Dentro del ámbito de la ciencia de la Espiritualidad, nuestro verdadero estado de existencia es la identificación con el Alma y vivir con los principios de Dios en nuestro interior.
        Para la Iglesia Católica la avaricia espiritual, es una inclinación o deseo desordenado de placeres.
        Veamos, como a través de la Biblia se trata lo referente a la avaricia.
La avaricia puede hacer que una persona caiga en tentaciones que pueden conducirlo a su perdición:
“Los que quieren enriquecerse caen en la tentación en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.” (1 Timoteo 6:9)
Es así como el hombre por su avaricia arruina su vida:
“Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?” (Marcos 8:36)
De tal manera que ese afán de tener todo para nosotros, cada día querer más y sin la mínima intención de compartirla, nos conduce a nuestra perdición volviéndonos personas altamente materialistas. Y está escrito, al final de nuestras vidas no nos llevamos nada, todo ese afán por querer todo para uno, no nos sirve para nada:
“No te afanes por enriquecerte, deja de preocuparte. Apartas tu mirada y no queda nada, pues echas alas como el águila y vuela hasta el cielo.” (Proverbios 23:4-5)
Porque así como venimos a este mundo, del mismo modo regresamos:
“Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.” (1 Timoteo 6:7)
En consecuencia acaparar todo para ti y tener una gran fortuna producto de tu avaricia no te hace inmortal, porque simplemente, eso no te da garantía de vida:
“Mirad y guardaos de toda codicia, porque aunque alguien posea abundantes riquezas, estas no le garantizan la vida.” (Lucas 12:15)
No obstante, ser rico no es malo, mientras esa riqueza se obtenga honradamente, sin avaricia y sin mezquindad, porque:
“Riqueza apresurada disminuye, quien reúne poco a poco prospera.” (Proverbio 13:11)
Y sobre todo en la misma medida que recibimos, debemos compartirla:
“Dad o se os dará; una medida buena, apreciada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.” (Lucas 6:38)
Muchas veces nos encontramos que esa avaricia desmedida y desleal de algunas personas, las conducen al pecado, llevándolos a cometer ciertos delitos, sobornos, traiciones y hasta estafas. Quedando  mal vistos ante los ojos de Dios y dejando a un lado su crecimiento espiritual.
“No hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen. Y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y en donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esta vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6: 19-21)
        En fin procurando y acumulando las cosas que son del agrado de Dios, nos puede garantizar alcanzar nuestra plena felicidad.
        “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: no te desampararé ni te dejaré.” (Hebreos 13:5)
        Una de las maneras que tenemos para combatir la avaricia espiritual, es a través de nuestra generosidad para con nosotros y para con nuestros semejantes. Compartir con otros, nuestras habilidades, pensamientos, amor y abundancia.

Fuentes consultadas:
Vivek, B (2014). El libro de las 7 pasiones del alma [Libro en línea]. Consultado el 13 de febrero de 2016 en: https://books.google.co.ve/books?id
Imagen: blog Católico gotitas espirituales

2 comentarios:

  1. Muy interesante este artículo amigo mío. Tenemos, como seres humanos, variedad de sentimientos que afloran en diferentes momentos y que sin pensar nos sorprenden: rabia, miedo, dolor, confusión ante situaciones inesperadas y que muchas veces no sabemos manejar por lo imprevisto, no por ello justificándolos pero sí entendiéndolos. En contrapartida, nos encontramos con sentimientos hermosos y que nos alimentan el alma, como tú mismo dices, esos sentimientos bonitos tenemos de verdad que cultivarlos y compartirlos, darlos y entregarlos a nuestra familia, amigos, compañeros y hasta personas que no conocemos y que necesitan una sonrisa o buenos deseos en un mal día. Es tan gratificante cuando recibes alegría y te satisface tanto porque te llena el alma y te hace feliz, estamos hablando de dar y compartir sentimientos y energía espiritual, por lo que me parece maravilloso el cierre del artículo que reza "hay que combatir la avaricia con la generosidad".
    Sí amigos tenemos que ser generosos especialmente con nuestros sentimientos porque, como bien comenta Fer, lo material se queda aquí, o como se dice el argot popular .....nadie nos quita lo bailao, lo que vivimos damos y disfrutamos es lo que nos queda.
    Ede

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  2. Me encanta este artículo. Estoy totalmente de acuerdo. Gracias

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