miércoles, 9 de septiembre de 2015

El Señor de los Milagros



   Su fiesta se celebra el 14 de septiembre en la localidad de Buga, Colombia.
Cuenta la historia, que por el año 1580 una anciana indígena se dedicaba a  lavar ropa en el río Buga, con cuyo oficio estaba ahorrando para comprarse una imagen del Santo Cristo; cuando logró reunir el dinero (70 reales) y se dirigía a llevárselo al párroco del caserío para que le consiguiera la imagen deseada; se cruza en su camino un padre de familia sollozando porque sería encarcelado por una deuda pendiente (70 reales); conmovida ante la situación, la anciana decide entregarle los 70 reales al hombre y posponer la compra de la imagen del Santo Cristo.
A los pocos días, estando la indígena lavando ropa como de costumbre en el río, una ola puso delante de ella un pequeño Crucifijo de madera, lo cual la lleno de gozo, llevándoselo para su humilde choza y en donde preparó un pequeño altar para colocar tan preciado crucifijo. Con el transcurrir del tiempo el mismo empezó a aumentar de tamaño, lo cual conmovió a los pobladores quienes se acercaban a tocar el crucifijo, y de tanto tocarlo lo fueron deformando, al punto, que por mandato de un visitador de Popayán el crucifijo fue quemado.
Pero un nuevo acontecimiento sorprende a los pobladores, y es que la imagen del crucifijo, al ser echado al fuego, empezó a sudar copiosamente durante dos días; el sudor resultó ser sanador, milagro que pudo ser comprobado. Luego de ese sudor, la sagrada imagen se volvió más hermosa. Este milagro hizo que la gente empezara a sentir gran devoción a esta santa imagen, considerándola como milagrosa.
Así pues,  la humilde choza de la indiecita lavandera se convirtió en un sitio de oración y peregrinación. Debido a los muchos milagros que siguieron registrándose, la gente le dio por nombre a esta santa imagen El Señor de los Milagros” nombre con el cual se le conoce desde hace varios siglos.

Oración al Señor de los Milagros
        ¡Señor de los Milagros! Te doy gracias porque a una indiecita, en los comienzos de nuestra historia latinoamericana, la hiciste instrumento de tus maravillas. Aquella mujer nos recordó que más importaba la libertad de un hombre que la posesión de una imagen. Suscita en mí el recuerdo de esta lección evangélica, siempre que me postre ante Ti, Señor de los Milagros, para pedirte un favor o agradecerte un beneficio.
        Acrecienta mi fe en tu presencia que se manifiesta de diversos modos, ya te adore en la Eucaristía, ya te considere en tu Evangelio, o cuando me postre ante tu Cruz, o te vea en mis hermanos, especialmente en los que más sufren y en los que más luchan por el logro de sus aspiraciones hacia una vida más digna del hombre.
        Bendíceme, misericordioso  e inspírame deseos sinceros de una vida más cristiana y más entregada al servicio de mis hermanos. Amén



Fuentes: -Julián (obispo de Buga). Señor de los Milagros. Colombia: pp. Redentoristas
              -Novena al Señor de los Milagros
Imagen: www.ecured.cu