Mayo mes de la Virgen. La
Virgen María no solo sufrió dolores, también vivió momentos de alegría, es así
como se habla de la devoción a las siete alegrías de la Santísima Virgen María,
que de acuerdo a la Biblia se pueden resumir de la siguiente manera:
Primera Alegría: La
anunciación y encarnación del Hijo de Dios en su seno.
Y el ángel Gabriel, entró
y le dijo: “Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo”. María confundida se
preguntaba que significaría aquel saludo. Y así, el ángel le dice: “No
temas María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el
seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús”. (Lucas
1:28-31). Igualmente, el ángel le dice: “El Espíritu Santo vendrá
por ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de
nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios”. (Lucas
1:35)
Segunda Alegría: La
visitación de María a su prima Isabel.
María entró a la casa de
Zacarías y saludó a su prima Isabel, quien al escuchar el saludo de María,
saltó de gozo el niño que llevaba en su seno, quedando Isabel llena del
Espíritu Santo, exclamando a gritos: “Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu seno”. (Lucas 1:40-42). Y
María dijo: “Alaba
mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava”. (Lucas
1: 46-48)
Tercera Alegría: El
nacimiento de Jesús.
Por aquellos días César
Augusto, ordena el empadronamiento de todo el mundo y es así como el primero de
ellos se realiza siendo Cirino el Gobernador de Siria, todos y cada uno iban a
su ciudad a empadronarse. José fue desde Galilea, de la ciudad de Nazaret a
Judea, ciudad de David cuyo nombre es Belén, debido a que José era de la casa y
familia de David. Ahí fue empadronado junto a su esposa María la cual estaba
embarazada. Estando allí se le cumplieron los días del alumbramiento, dando a
luz a su hijo primogénito, el cual envolvió en pañales y lo acostó en un humilde
pesebre porque no tenían sitio en el albergue. (Lucas 2:1-7)
Cuarta Alegría: La
adoración de los Reyes Magos.
Y los magos, después de
haber escuchado al rey, emprendieron su camino al tiempo que la estrella que
habían visto en el oriente, siempre iba delante de ellos, hasta que se detuvo
justo encima del lugar donde se encontraba el niño Jesús lo que le produjo una
gran alegría, y así, entraron a la casa; vieron al niño con María y,
postrándose le adoraron y le ofrecieron oro, incienso y mirra. (Mateo 2:9-11)
Quinta Alegría: Jesús
perdido y hallado en el Templo.
Estando en Jerusalén
celebrando la fiesta de la Pascua, Jesús contaba con 12 años, y se quedó en
Jerusalén a escondidas de sus padres. Transcurridos tres días de desaparición,
fue encontrado en el Templo sentado en medio de los doctores, escuchándolos y
haciéndoles preguntas; todos los que lo escuchaban quedaban admirados por su
inteligencia y por sus respuestas. Al encontrarlo su madre le dice: “Hijo
por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos
buscando”. A lo que Jesús les responde: “Y
¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”.
(Lucas 2:46-49)
Sexta Alegría: La
resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Pasado el día sábado,
María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, se disponían a embalsamar a
Jesús, por lo que compraron aromas y muy de madrugada, el primer día de la
semana justo a la salida del sol, se dirigen al sepulcro. En el camino
se decían unas a otras: “¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del
sepulcro?”, y en eso levantan su mirada y se dan cuenta de que la piedra ya
había sido retirada a pesar de sus grandes dimensiones. Al entrar vieron a un
joven vestido con una túnica blanca, sentado al lado derecho del sepulcro; al
verlas tan asustadas, el joven les dice: “No asustéis, ¿buscáis a Jesús de
Nazaret, el crucificado?; ha resucitado, no está aquí, ved el lugar donde le
pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro, que irá delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”. (Marcos 16: 1-7)
Séptima Alegría: Su
Asunción al Cielo y su Coronación como Reina del cielo.
El primero de noviembre de
1950, el papa Pio XII definió y declaró el dogma de la Asunción de la
Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, asunta en cuerpo y alma a la
gloria del cielo y ensalzada por el Señor como Reina Universal. Dogma que fue
fundamentado por: La inmunidad de María de todo pecado, su Divina Maternidad
como Madre de Jesús, su virginidad la cual mantuvo intacta antes, durante y
después del parto y su participación fiel y constante en la obra redentora de
Jesucristo. Con su festividad celebramos también su triunfo sobre la muerte y
su glorificación a imitación de su Hijo.
Excelente la recopilación de las siete alegrias, por momentos te trasladas en el tiempo y sientes estar viviendo cada instante narrado. Muchas gracias Fernando por darnos a conocer Las Siete Alegrias de la Virgen
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