Toda posibilidad de elegir, puede definirse como libertad; y esta posibilidad puede tener un carácter interno o un carácter externo. El carácter interno esta referido precisamente a la libertad espiritual, la cual se caracteriza porque puede ser posible de manera mental o subjetiva; caso contrario al carácter externo el cual esta referido a la libertad de acción la cual se da dentro de un marco objetivo o material.
En términos generales la libertad requiere de una visión humana seria la cual debe estar basada en la verdad de nuestro ser y de nuestra realidad.
Una verdadera libertad esta abierta al espíritu, porque esta regida por grandes valores espirituales, tales como el amor, la justicia y la verdad; los cuales podemos elegir libremente.
Así podemos encontrar en la Biblia como se relacionan estos valores a través de algunos libros y versículos de la misma. En el libro 2 Corintios 3:17, dice: “porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Es por eso que debemos liberarnos de nuestras limitaciones y de esa manera ser libres para amar, y esa libertad viene a través de Dios, somos canales únicos de su amor. Y así encontramos en el Salmo 23:3 “confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. De donde se desprende que toda alma fortalecida en el amor que proviene de Dios, es un alma justa, porque no se puede concebir el amor sin la justicia.
Y en este mismo orden de idea, encontramos en el libro de Juan 8:32 “La verdad os hará libres”; lo que indica que a pesar de lo que pueda sucedernos en cualquier instante de nuestras vidas; estamos en capacidad de elegir el camino de la luz y la verdad y esta elección nos hará sentirnos libres de hábitos y limitaciones.
De allí entonces, la notable incidencia de estos tres valores espirituales: amor, justicia y verdad; para el logro de nuestra libertad, la cual nos hace sentir que no estamos solos sino que estamos plenos de sabiduría y fortaleza tanto para vencer como para reclamar esa libertad de pensar, hablar y de actuar como creaciones divinas e ilimitadas de Dios que somos. Y es que libre hemos sido creados lo cual nos faculta para vivir una vida libre de toda limitación. Confiemos en el Poder de Dios el cual nos llena de pura energía.
Adicionalmente a los tres valores antes mencionados, tenemos un nuevo valor el de la responsabilidad; al afianzar nuestra responsabilidad espiritual más fácil será llegar a nuestra verdadera libertad, por lo que hay que ser muy responsable a la hora de elegir. La libertad con responsabilidad nos deja el camino abierto para vivir a plenitud todos los días de nuestras vidas; pero para ello es necesaria una conciencia moral y reflexiva.
La conciencia moral nos permitirá darnos cuenta que no todas las posibilidades de elegir son igualmente valiosas, por lo que nos hará reconocer lo que realmente vale la pena y de lo que debemos rechazar o evitar. Mientras que la conciencia reflexiva nos ayudará a pensar en función de nosotros mismos lo que por supuesto amerita de un proceso interno de autoreconocimiento y de autoevaluación en cuanto a nuestros valores y actitudes, todo ello en función de fortalecer nuestra libertad espiritual.
En términos generales la libertad requiere de una visión humana seria la cual debe estar basada en la verdad de nuestro ser y de nuestra realidad.
Una verdadera libertad esta abierta al espíritu, porque esta regida por grandes valores espirituales, tales como el amor, la justicia y la verdad; los cuales podemos elegir libremente.
Así podemos encontrar en la Biblia como se relacionan estos valores a través de algunos libros y versículos de la misma. En el libro 2 Corintios 3:17, dice: “porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Es por eso que debemos liberarnos de nuestras limitaciones y de esa manera ser libres para amar, y esa libertad viene a través de Dios, somos canales únicos de su amor. Y así encontramos en el Salmo 23:3 “confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. De donde se desprende que toda alma fortalecida en el amor que proviene de Dios, es un alma justa, porque no se puede concebir el amor sin la justicia.
Y en este mismo orden de idea, encontramos en el libro de Juan 8:32 “La verdad os hará libres”; lo que indica que a pesar de lo que pueda sucedernos en cualquier instante de nuestras vidas; estamos en capacidad de elegir el camino de la luz y la verdad y esta elección nos hará sentirnos libres de hábitos y limitaciones.
De allí entonces, la notable incidencia de estos tres valores espirituales: amor, justicia y verdad; para el logro de nuestra libertad, la cual nos hace sentir que no estamos solos sino que estamos plenos de sabiduría y fortaleza tanto para vencer como para reclamar esa libertad de pensar, hablar y de actuar como creaciones divinas e ilimitadas de Dios que somos. Y es que libre hemos sido creados lo cual nos faculta para vivir una vida libre de toda limitación. Confiemos en el Poder de Dios el cual nos llena de pura energía.
Adicionalmente a los tres valores antes mencionados, tenemos un nuevo valor el de la responsabilidad; al afianzar nuestra responsabilidad espiritual más fácil será llegar a nuestra verdadera libertad, por lo que hay que ser muy responsable a la hora de elegir. La libertad con responsabilidad nos deja el camino abierto para vivir a plenitud todos los días de nuestras vidas; pero para ello es necesaria una conciencia moral y reflexiva.
La conciencia moral nos permitirá darnos cuenta que no todas las posibilidades de elegir son igualmente valiosas, por lo que nos hará reconocer lo que realmente vale la pena y de lo que debemos rechazar o evitar. Mientras que la conciencia reflexiva nos ayudará a pensar en función de nosotros mismos lo que por supuesto amerita de un proceso interno de autoreconocimiento y de autoevaluación en cuanto a nuestros valores y actitudes, todo ello en función de fortalecer nuestra libertad espiritual.
