El mes de mayo para la Iglesia Católica es el mes de la
Virgen, quien nos transmite su paz, su suavidad, su dulzura, su humildad y su
caridad. Tradicionalmente también se le llama el mes de las flores y
particularmente en Venezuela el segundo domingo del mes de mayo celebramos el
día de las madres. Es por ello, que en este mes de mayo quiero referirme a una
madre muy especial, a María la Madre del Buen Consejo.
El pasado 26 de abril, la Iglesia Católica celebraba la
festividad en honor a Nuestra Señora del Buen Consejo, advocación mariana
especialmente venerada en la ciudad de Genazzano, Italia, y por la Familia
Agustiniana.
En veneración a esta advocación el Papa León XIII, incluyó en
las letanías a la Virgen María, el verso “Madre del Buen Consejo”, tal como lo
mencionamos cuando rezamos el rosario mariano.
Durante el gobierno del Papa San Marcos, se construyó un
templo bajo la advocación de la Virgen María como el Buen Consejo. Cuenta la
leyenda que durante una de las celebraciones a la Virgen del Buen Consejo se
pudo escuchar una suave música angelical que venía del cielo al tiempo que un
rayo de luz llegó hasta la pared del fondo de la capilla, acompañada del
repicar de las campanas. Finalmente la nube se disipó lentamente, dejando al
descubierto una pintura que representaba a la Virgen del Buen Consejo. Se dice
también que la Virgen se les presentó en forma de nube luminosa acompañada de
un fresco maravilloso, a dos soldados del entonces héroe nacional de Albania,
llamado Scanderbeg.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Basílica de la Virgen
del Buen Consejo, fue atacada por una bomba, quedando destruido todo el altar
principal, sin embargo, la imagen de la Virgen se mantuvo intacta.
Son muchos los milagros concedidos por nuestro Señor
Jesucristo, gracias a la intercesión de María la Madre del Buen Consejo,
especialmente en la ciudad de Genazzano-Italia, en donde ciegos lograron
recuperar la vista, los tullidos pies, las mujeres partos felices, los tristes
consuelo.
En su imagen podemos apreciar que tiene los ojos parcialmente
bajos, dando la impresión que estuviera escuchando de manera intensa y
profunda. Tiene en sus brazos al Niño Jesús, quien tiernamente tiene una de sus
manos alrededor del cuello de su Madre y su mejilla toca también la mejilla de
ella. La expresión de amor y ternura de
ambos, es de profunda admiración.
La imagen de
la Virgen del Buen Consejo, fue coronada como Nuestra Señora del Buen Consejo
en el año 1682, en la Basílica del Vaticano, por el Papa Inocencio XI y el Papa
Pío XII la declaró patrona de su pontificado.
Súplica a Nuestra Señora del Buen Consejo
(Virgen del viento fresco)
¡Oh Madre del Buen Consejo! Ruega por nosotros, envuélvenos
en esa nube luminosa y acércanos al amor de Dios.
¡Amada Virgen! Aconséjanos con tu divina presencia, para que
el camino que transitamos en nuestras vidas, sea un camino lleno de fe, de amor
y de esperanza. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.