Escribo
mi primer artículo del año, inspirado en una canción navideña de la orquesta
Billo, la cual siempre me ha gustado y me agrada escuchar, porque me parece que
es un canto de alegría, de esperanza y sobre todo de renovación; elementos
indispensables para iniciar un nuevo año.
El
año nuevo, debe ser para nosotros el comienzo de un nuevo “yo”, libre de
limitaciones, dudas y miedos. Experimentando una transformación en nosotros de
adentro hacia afuera, para dejar fluir nuestra fe y esperanza. Liberarnos de
todos aquellos sentimientos,
pensamientos y creencias que puedan tener alguna influencia negativa en
nuestras vidas.
Un
nuevo año, significa, una actitud receptiva a nuevas ideas y asumir un estilo
de vida renovada, dejando atrás todo aquello que nos haya limitado en el pasado
año. Reconocer que hay un espíritu nuevo, que avivará nuestro cuerpo, mente y
alma. Sentir que ya no somos los mismos del año pasado, que nos hemos revestidos
con una nueva actitud de prosperidad, gracias al espíritu renovador de Dios que
vive en nosotros.
Tengamos
presente que todo final, conlleva a un nuevo comienzo, finaliza un año y
comienza otro año, lleno de oportunidades y experiencias, por lo que debemos
crear nuestro propio mundo para hacer que estas oportunidades y experiencias
sean enriquecedoras.
Todos
tenemos nuestras metas, las cuales renovamos con el nuevo año, el logro de
ellas se hará más fácil, si nos mantenemos en el camino de la verdad y la fe.
El nuevo año, nos brinda la oportunidad de establecer nuevas metas y hacer los
cambios en nuestras vidas que consideremos útiles y necesarios para alcanzar
nuestras metas; quizás no logremos alcanzar todas nuestras metas, sin embargo
al confiar en el amor de Dios y entregarle todos nuestros deseos; siempre habrá
algo maravilloso que lograr.
Quizás
las condiciones externas y el ambiente que nos tocará vivir en este nuevo año,
no sean los mejores ni los más favorables. Sin embargo, lo peor que podemos
hacer es dejarnos llevar por el miedo, el desaliento y la desesperanza, todo lo
contrario debemos creer y esperar en Dios, confiar en él y mantener viva
nuestra fe y nuestra esperanza; y fortalecidos con la Presencia de Dios en
nosotros, luchar porque las condiciones cambien a nuestro favor. No es la hora
de sentarnos a llorar y dejar que nos roben nuestros sueños.
Querida
familia, queridos amigos y conocidos; que Dios los bendiga en este nuevo año, y
los ayude a transformar sus penas en alegrías, sus dudas en momentos de
reflexión y sus contratiempos en motivo de crecimiento interior; a la vez que
les enseñe el camino de la esperanza. Y con una mente llena de emoción, dándole
gracias a Dios por todo lo vivido y por lo que nos espera por vivir, celebremos
la vida y recibamos este nuevo año. ¡Feliz año nuevo, Feliz vida nueva!
Imagen:
Reporte
Confidencial.