“En aquellos días vino Juan Bautista predicando
en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos
se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando
dijo: Voz del que clama en el desierto. Preparad el camino del Señor, enderezad
sus sendas”. (Mateo 3: 1-5).
San Juan Bautista, nació seis meses
antes de Jesucristo, hijo de Elizabet y Zacarías:
“Cuando
a Elizabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y
cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con
ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo día
vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre,
Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan”. (Lucas 1:
57-60).
Más nada se sabe de su infancia, es a
partir de sus veintisiete años que empieza a conocerse a través de sus predicas
y bautizos:
“Bautizaba Juan en el desierto, y
predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él
toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él
en el rio Jordán, confesando sus pecados”. (Marcos 1: 4-5).
Y así, se le conoce como Juan el
Bautista, toda su juventud, la dedico a una vida de penitencia y de oración,
con la aspiración de gozar del Reino de Dios.
Juan Bautista, bautizó a Jesucristo, en
el rio Jordán:
“Entonces Jesús vino a Galilea a
Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía, diciendo: Yo
necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja
ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó”. (Mateo
3:13-15).
Y ya bautizado lo reconoce como Mesías,
una vez que el Espíritu Santo descendió sobre él.
San Juan Bautista sufre una terrible
muerte, ejecutado en la prisión de Manquerante, ubicada a orillas del Mar
Muerto, ejecución ordenada por Herodes, como retaliación, por haber denunciado
su unión incestuosa con su sobrina. Una vez ejecutado su cabeza fue ofrecida en
bandeja de plata a Salomé, hija de Herodías, quien llena de odio la había
solicitado.