Cualquiera de nosotros
puede ser susceptible a experimentar en algún momento de nuestras vidas un
estado de tristeza. Y es que el mismo Jesús, vivió momentos tristes, recordemos
su oración en el huerto de Getsemaní. En donde con el alma triste y angustiado,
con el rostro sobre la tierra, suplicó: “Padre Mío, si es posible,
que pare de mi copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tu”.
(Mateo 26:36-41)
La tristeza es un estado
de ánimo, que puede tener su origen en una insatisfacción o frustración; son
causas del dolor, las pérdidas de seres queridos, la vejez, la enfermedad, lo
que se ama y no se tiene; en este estado la persona tiende a ser pesimista. Hay
quienes sostienen que un estado de tristeza puede bajar las defensas de una
persona y hacerla sensible a cualquiera enfermedad.
El 28 de enero la iglesia
católica celebra la festividad de Santo Tomás de Aquino. Tomás de Aquino nació
en Aquino, Italia en el año 1225. Fue un teólogo y filósofo
católico perteneciente a la Orden de Predicadores, el principal representante
de la enseñanza escolástica, una de las mayores figuras de la teología
sistemática y, a su vez, una de las mayores autoridades en metafísica. Es
conocido también como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad,
apodos dados por la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los estudios
de filosofía y teología. Favorecido por Dios, poseía una sabiduría e
inteligencia extraordinaria, la cual comunicó con generosidad
y humildad. Tomás de Aquino fue canonizado, el 18 de julio de 1323, por el papa
Juan XII.
Santo Tomás de Aquino
propone cinco remedios contra la tristeza:
1. Concederse
un placer: Darse un chance para disfrutar de las cosas bellas de la vida.
2. Llorar
para deshacer el nudo de un dolor: Considerando que el llanto es una expresión
de escape del dolor que nos asfixia.
3. Buscar
la compasión de los amigos: Abrir el alma a un amigo. Sentir su apoyo, alivia
nuestro dolor.
4. Contemplar
el resplandor de la verdad: Contemplar el esplendor de la naturaleza, disfrutar
de una película, de una cena, escuchar música, recordar los momentos felices.
5. Dormir
y darse un baño: Para remediar un mal espiritual es recomendable un alivio
corporal, que puede lograrse con un baño relajante y un dulce sueño.
Particularmente,
yo agregaría a estos remedios, sesiones de Reiki para liberarnos de ese estado
de tristeza. A través del Reiki podemos armonizar nuestro equilibrio energético
bloqueado por algún efecto físico, mental o emocional. Además que podemos
alcanzar un estado de relajación, el cual nos ayudará a reducir la ansiedad que
puede producir un estado de tristeza. Y como dice Santo Tomás de Aquino en su
quinta recomendación “dormir” una sesión de Reiki te favorece el sueño a la vez
que disminuye el abatimiento.
Además
de estas recomendaciones, no olvidemos, el Evangelio según San Mateo:
“Bienaventurados
los que lloran, porque ellos serán consolados”. (Mateo 5:5)
“Alegraos
y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos”. (Mateo
5:12)
Oración
a Santo Tomás de Aquino
Angélico
doctor Santo Tomás, gloria inmortal de la religión, columna firmísima de la
Iglesia, varón santísimo y sapientísimo, que por los admirables ejemplos de tu
inocente vida fuiste elevado a la cumbre de una perfección consumada, y con tus
prodigiosos escritos eres martillo de los herejes, luz de maestros y doctores,
y milagro estupendo de sabiduría; ¡Oh! quien acertara, Santo mío, a ser en
virtud y letras verdadero discípulo, aprendiendo en el libro de vuestras
virtudes y en las obras que con tanto acierto escribiste la ciencia de los
santos, que es la verdadera y única sabiduría.
¡Quién
supiera hermanar, como vos, la doctrina con la modestia, y la alta inteligencia
con la profunda humildad! Alcanzadme del Señor esta gracia, junto con el
inestimable don de la pureza y haced que, practicando tu doctrina y siguiendo
tus ejemplos, consiga la eterna bienaventuranza. Amén.