San José de Cupertino, fue
un fraile franciscano, nació en el año 1603, en Cupertino-Italia. Descendiente
de una familia muy pobre, por lo que creció debilucho y muy distraído.
En 1620, solicitó su
admisión en los franciscanos, no siendo admitido; sin embargo, los padres
Capuchinos, lo aceptaron, pero al poco tiempo de su ingreso, fue expulsado por
ser exageradamente distraído.
En 1625, fue admitido como
religioso franciscano, ordenándose sacerdote en el año 1628, dedicando su vida
a ganar almas a través de la oración y la penitencia.
Murió el 18 de septiembre
de 1663, fue beatificado el 24 de febrero de 1753 por el papa Benedicto XIV y
el 16 de julio de 1767 el papa Clemente XIII declara su canonización. Su
festividad se celebra el 18 de septiembre y fue nombrado patrono de los
aviadores, astronautas y de los estudiantes.
Ahora bien, la levitación,
es un fenómeno mediante el cual un cuerpo humano puede elevarse por el aire,
sin la presencia de fuerza física alguna. El Fraile José de Cupertino, poseedor
de este extraordinario don, se hizo famoso por sus numerosas levitaciones, a
las que él llamaba “ataques de mareo”. Siendo la primera de ellas, el 4 de
octubre de 1630, cuando presidía la procesión de San Francisco de Asís,
entrando al templo del convento, se elevó hasta la altura del pulpito,
permaneciendo en el aire inmóvil por un largo tiempo.
El día del Buen Pastor,
Fray José encuentra en su camino a un corderito, se lo echó al hombro y acto
seguido estuvo una nueva levitación.
Sin embargo, su levitación
más renombrada, fue cuando diez obreros querían trasladar una pesada cruz a una
montaña, sin poder lograrlo, en ese momento el Fraile toma la cruz en sus
manos, se eleva por los aires y coloca en lo alto de la montaña la pesada cruz.
Otra de su levitación, muy
conocida, fue la que realizó cuando vio un cuadro de la Virgen situado en lo
más alto de una edificación a la que recién entraba, se fue elevando por el
aire, hasta quedar justo al frente del rostro de la Virgen. Esta levitación fue
presenciada por el embajador de España y su esposa, quienes habían solicitado
hablar con Fray José para hacerle una consulta espiritual.
El Fraile José, pasó los
últimos años de su vida en Osimo, Italia. Un día en presencia de sus hermanos
franciscanos, se elevó hasta una estatua de la Virgen María, cuyas medidas alcanzaban
los tres metros y medio de altura, al elevarse le dio un beso al niño que
sostenía en sus brazos la Virgen, permaneciendo un rato rezando.
En el año 1663, faltando un
mes para su fallecimiento, le correspondió celebrar la misa en honor al día de
la Asunción de la Virgen y en plena celebración se eleva por el aire como si
estuviera con Dios en el cielo, muchos feligreses fueron testigo de esta
levitación; siendo quizás su última levitación y una señal de que su alma pronto
se elevaría al cielo.
Fuentes
de referencia:
Imagen:
www.evangeliodeldia.org