miércoles, 2 de julio de 2014

VALENTÍA



Hoy día, la dinámica actual nos obliga a vivir en circunstancias y situaciones que representan ciertos riesgos y peligros, los cuales nos atemorizan y no solo nos afecta a nosotros sino también a los demás. Esto amerita dejar a un lado la indiferencia y el temor, y más bien sacar a relucir nuestro valor para enfrentar tales circunstancias y situaciones; es decir, necesitamos vivir con valentía, vivir nuestra verdad con valentía y permanecer firmes a nuestros valores y principios convencidos que están fundamentados en nuestra comprensión de la verdad, tomando decisiones basadas en la razón, no en el temor y actuar pensando siempre en lo mejor que nos pueda pasar y no aferrarnos a lo peor.
Es necesario dejar a un lado nuestros sentimientos de temor, casi siempre alimentados por pensamientos negativos acerca de lo peor que puede suceder y lo peor que si puede pasar, es que estos sentimientos y pensamientos pueden afectar en gran medida nuestro estado de salud físico, mental y emocional.
Tenemos que confiar en Dios y comprender que nuestra valentía no solo proviene de nosotros mismos, sino también del espíritu de Dios que vive en nosotros. Por muy retadoras que puedan resultar las circunstancias y situaciones, al final Dios triunfará. Nuestra fe y confianza en Dios, nos puede ayudar a vivir con valentía él nos dará el valor para saber que no estamos solos porque él está con nosotros. Nuestra fe nos ayudará a vivir sin temor y asumir una actitud positiva hacia lo que hemos de esperar, sin olvidar nuestra realidad, reconociendo sus riesgos y peligros. Tenemos que concentrar todas nuestras energías en los resultados que deseamos lo que amerita actuar con inteligencia y no dejarnos llevar por los impulsos.
No olvidemos que como criaturas de Dios, somos capaces de lograr grandes resultados por lo que no permitamos que ninguna circunstancia, situación o persona a nuestro alrededor controle lo que verdaderamente somos y esperamos.
Así, pues, la valentía es un valor de suma importancia en nuestras vidas, nos ayuda a crecer como personas y a vencer nuestros temores, a la vez que inspirar confianza a todos los que te rodean, en especial a tus familiares y personas que están bajo tu cuidado y protección. Hagamos uso del poder que Dios nos ha concedido, recordando el siguiente versículo de la Biblia:
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7)