jueves, 1 de agosto de 2013

CONSUELO


El consuelo es el alivio que anhelamos para nuestras penas y sufrimientos, así como el aliento que ofrecemos a otra persona que sufre una pena o un dolor ya sea físico o emocional.
Cuando hemos sufrido una pérdida de un ser querido, siempre buscamos consuelo para aliviar nuestro dolor. Pero hay alguien que siempre está dispuesto a darte ese consuelo: El Espíritu de Dios. En el santuario sagrado de tu alma, allí sentirás la presencia de Dios, quien a través de su amor y su luz te envolverá con su consuelo divino, y sintiendo su presencia, el amor fluirá dentro de ti sanando tu herida ya sea corporal o emocional.

Dios es la fuente permanente y constante de vida y amor, que nos permite seguir adelante y superar nuestro dolor.

Puede ser que en medio de nuestra pena sentimos que estamos solos con nuestra tristeza, pero si nos dejamos llevar por la presencia de Dios, encontraremos esa compañía que nos llevará de manera airosa y fortalecida, a la luz de un nuevo día.
En un año he sufrido dos pérdidas que  han causado mucha tristeza en mi corazón, en medio de esa búsqueda de consuelo encontré La Oración de San Agustín (Para los que han perdido a un ser querido), cuya autora es Ludy Melt Sekher; y que hoy quiero compartir parte de ella, con mis queridos amigos Ramón Barrios, Edelmira Cabrea y Enid Pérez; quienes recientemente han sufrido pérdidas muy significativas que han llenada su corazón de una gran tristeza. Parte de esa oración dice: “No llores si me amas. Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo. Si pudiera oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos…… enjuga tu llanto y no llores, si me amas”. Esta oración me ayudó aceptar mi perdida y a comprender que mis seres queridos estaban felices en el Reino de Dios y que al igual que yo me seguían amando. Y así empecé a ver la luz de un nuevo amanecer en mi vida.

“Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros”

Isaías 66:13