San Fernando, llamado el
Santo Rey de Castilla y protector de los pobres, cuya fiesta litúrgica se
celebra el 30 de mayo. Fue rey de Castilla y de León, España; hijo de Alfonso
IX, rey de León y de Doña Berenguela, reina de Castilla. San Fernando, nació en un monte ubicado entre Zamora y
Salamanca, España, y en donde siendo ya rey de León fundó el monasterio de
Valparaíso.
Su reinado duró treinta y cinco (35) años, durante el cual
libró muchas batallas, sin embargo, nunca emprendió guerra alguna que no fuese
para dilatar el imperio de Jesucristo. En todas sus luchas se encomendaba a
Dios; así que ordenaba que en todo su reino se rogara y orara a fin de implorar
la bendición de Dios sobre sus armas. Y es que sus luchas eran las de ganar
reinos para el cielo. Siendo rey confiaba más en las oraciones que en sus
soldados; y es por eso que sostenía que los templos eran los alcázares de su
reino, los religiosos sus muros y los coros de los religiosos los escuadrones
que lo defendían.
Cuenta la historia que una noche mientras oraba frente a la
imagen de Nuestra Señora de los Reyes, en uno de los templos reales, escuchó
una voz que le dijo: “En mi imagen de Antigua, de quien tanto fía tu devoción,
tienes continua intercesora: prosigue, que tú vencerás”. Y así bajo la
protección de la Santísima Virgen, logró que el rey moro Ajataf le rindiera la
ciudad de Sevilla.
San Fernando se
caracterizaba por su fe viva y por el ardor de su religión. De allí que todas
sus empresas comenzaban con rogativas, a las que seguían sus votos y finalmente
su acción de gracia.
Muere el 30 de mayo de 1252, siendo su cuerpo enterrado en la
Iglesia Mayor de Sevilla. Fue canonizado en el año 1671 por el papa Clemente X.
El 3 de septiembre de 2002, durante mi visita a Sevilla, Dios
me brindó la oportunidad de conocer la Catedral de Sevilla y su Capilla de
Nuestra Señora de los Reyes en donde se encuentra el sepulcro de San Fernando.
Aún recuerdo la emoción que sentí al contemplar por vez primera una imagen del
santo al que debo mi nombre; emoción que aumentó al conocer que a San Fernando
lo había canonizado el papa Clemente X; mi segundo nombre, si porque yo me
llamo Fernando Clemente, este hecho lo considero como una curiosa coincidencia,
puesto que mi segundo nombre de Clemente obedece a que nací un 23 de noviembre,
día de San Clemente. Y precisamente, un
23 de noviembre de 1248 el rey Fernando conquistó a Sevilla. Y es ante estas
coincidencias que nace mi fe en este Santo, en cuyo honor he escrito una
novena, que próximamente publicaré.
Oración a San Fernando
San
Fernando, rey piadoso, que uniste al amor de Dios el cuidado de los débiles
enséñame a regir a mis semejantes, buscando el bien del prójimo y la gloria de
Dios, a ejemplo de Jesucristo que es Dios y vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén