Gracias a la orientación de una gran amiga Flor Mayorca, quien me habló en que consistía el Reiki, y sobre todo que el mismo no era una religión sino un método. El 3 de octubre de 2006, fue un día de profundos cambios en mi vida y es que ese día fui iniciado en Reiki, por mi Maestra Keny Aleaga, en la Escuela de Reiki de Venezuela Asoc. Civil. Y digo que fue un día de cambio porque a través del Reiki comprendí que la sanación será una realidad en el momento que aprenda amar a mi sombra, lo que me conducirá al conocimiento de mi realidad y de esa manera aprovechar los recursos y las áreas de mi personalidad que había mantenido reprimidas, integrándolas a mi vida de manera creativa y contractiva. Es así como he logrado mi bienestar físico, mental y espiritual; y no solo me ha servido de autoayuda sino que también he podido ayudar a otras personas por medio de las terapias energéticas y di
También se produce un cambio de actitud favorable ante la vida, producto de los principios que a partir de ese día rigen mi patrón de vida: vivo una vida tranquila, mantengo la paz en mi mente, agradezco que tengo vida, disfruto toda actividad que realizo y convivo en armonía con todo lo que me rodea.
En mi caso particular y de acuerdo a mis creencias y mi fe en Dios, la energía Universal, viene de El. Lo que me permite asegurar que la luz de Dios vive en mí y a través del Reiki he logrado que esa luz brille y pueda llegar a otros con amor. Y para ello he comprendido que mi prójimo y yo somos un solo ser, por lo que no puedo evitar amarlo como a mi mismo.
Por todo lo anterior y tomando en cuenta que el Reiki se caracteriza por su universalidad lo que quiere decir que el mismo puede ser practicado por personas de credos y filosofías diferentes y todo el mundo puede salir beneficiado de este método terapéutico, cualquiera sea su edad, sexo, educación y convicciones; hoy siento que he salido fortalecido, al estar desarrollando una actividad que me permite armonizar mi fe y mi energía para el bienestar de otros y el mío propio.