Asumiendo que la amistad es una relación de afecto entre personas, lo que supone la presencia de un sentimiento de cariño. Entonces, al hablar de amistad, necesariamente tenemos que hacer referencia al amor; para que nuestras relaciones sean armoniosas necesitamos una gran dosis de amor, el cual no hace daño sino que por lo contrario nos enriquece.
El hombre necesita un amigo, pero también necesita ser amigo, de allí que si la amistad es amor, para cosecharla tenemos que sembrar amor.
Es así, como en Proverbio 18:24, encontramos: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unidos que un hermano”. Y es que precisamente cuando estamos viviendo una situación difícil, dolorosa o penosa, el amigo se convierte en el hermano que te hace sentir que no estas solo, que esta en unidad contigo y eso se logra a través del amor compartido; es decir dejando que el amor que guardamos en nuestros corazones vaya hacia los demás y a su vez acogiendo el amor que ellos nos dan. Aceptando y dando gracias a Dios por nuestros amigos los cuales representan lo sagrado de la vida.
Si queremos contar con verdaderos amigos, tenemos que ser generosos con nuestro aprecio y cariño, con nuestra comprensión, con el tiempo que le dedicamos y con el amor que sentimos por ellos. Un amigo generoso enriquece la vida de la persona a quien le une un lazo de amistad.
Ser amigo es saber escuchar, nos gusta contarle nuestras cosas al amigo, pero muchas veces no lo dejamos que nos cuente sus cosas. Tenemos que aprender a guardar silencio cuando el amigo así lo requiera, no olvidemos que a veces vale más el silencio que mil palabras y que nuestro silencio puede producir en el amigo una sensación de paz, serenidad y seguridad. De allí lo importante de saber callar.
Así como se dice que el perro es al amigo fiel del hombre, nosotros también les debemos fidelidad a nuestros amigos, es estar con él en las buenas y en las malas, es estar a su lado cuando otros le dan la espalda y hacerle sentir que siempre cuenta contigo.
Igualmente el amigo merece respeto, sus limitaciones o deficiencias no deben ser objeto de burla por parte nuestra, así como también debemos respetar sus ideas y creencias. Al amigo se acepta tal como es.
Para mi los amigos son un regalo de Dios y es una bendición contar con personas que me apoyan en la vida diaria y me han ayudado a alcanzar mis metas; que han compartido conmigo sus experiencias y conocimientos, permitiéndome algunas veces seguir su ejemplo.
Es por ello que todos los días al amanecer bendigo con mis oraciones a mis amigos, agradeciendo la esperanza y aliento que me ofrecen.
¡Felicidades en el mes de la amistad y el amor!
El hombre necesita un amigo, pero también necesita ser amigo, de allí que si la amistad es amor, para cosecharla tenemos que sembrar amor.
Es así, como en Proverbio 18:24, encontramos: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unidos que un hermano”. Y es que precisamente cuando estamos viviendo una situación difícil, dolorosa o penosa, el amigo se convierte en el hermano que te hace sentir que no estas solo, que esta en unidad contigo y eso se logra a través del amor compartido; es decir dejando que el amor que guardamos en nuestros corazones vaya hacia los demás y a su vez acogiendo el amor que ellos nos dan. Aceptando y dando gracias a Dios por nuestros amigos los cuales representan lo sagrado de la vida.
Si queremos contar con verdaderos amigos, tenemos que ser generosos con nuestro aprecio y cariño, con nuestra comprensión, con el tiempo que le dedicamos y con el amor que sentimos por ellos. Un amigo generoso enriquece la vida de la persona a quien le une un lazo de amistad.
Ser amigo es saber escuchar, nos gusta contarle nuestras cosas al amigo, pero muchas veces no lo dejamos que nos cuente sus cosas. Tenemos que aprender a guardar silencio cuando el amigo así lo requiera, no olvidemos que a veces vale más el silencio que mil palabras y que nuestro silencio puede producir en el amigo una sensación de paz, serenidad y seguridad. De allí lo importante de saber callar.
Así como se dice que el perro es al amigo fiel del hombre, nosotros también les debemos fidelidad a nuestros amigos, es estar con él en las buenas y en las malas, es estar a su lado cuando otros le dan la espalda y hacerle sentir que siempre cuenta contigo.
Igualmente el amigo merece respeto, sus limitaciones o deficiencias no deben ser objeto de burla por parte nuestra, así como también debemos respetar sus ideas y creencias. Al amigo se acepta tal como es.
Para mi los amigos son un regalo de Dios y es una bendición contar con personas que me apoyan en la vida diaria y me han ayudado a alcanzar mis metas; que han compartido conmigo sus experiencias y conocimientos, permitiéndome algunas veces seguir su ejemplo.
Es por ello que todos los días al amanecer bendigo con mis oraciones a mis amigos, agradeciendo la esperanza y aliento que me ofrecen.
¡Felicidades en el mes de la amistad y el amor!